De la RSE a la reducción de costos

De la RSE a la reducción de costos

De la RSE a la reducción de costos

En el caso de los establecimientos hoteleros, el cuidado de los recursos pasó de ser un proyecto a largo (largo) plazo a una necesidad ineludible. El aumento de las facturas en los servicios públicos movilizó a varios empresarios a pensar nuevas estrategias para ahorrar en el consumo e incluso generar su propia energía. Estamos hablando de proyectos hoteleros que se conciben desde su génesis como íntegramente sustentables o propiedades que ya están operativas y se animan a encarar grandes reformas.
En tal sentido, en esta nota analizamos cuáles son las grandes inversiones que se pueden proyectar en un alojamiento turístico con el objetivo de mejorar la gestión de costos, por un lado; y de convertirse en un producto atractivo para los huéspedes que buscan reducir su huella de carbono durante sus viajes, por otro.
Cabe aclarar además que la sustentabilidad en los servicios de alojamiento implica la gestión eficiente de los consumos de agua, energía y la generación de residuos.
Un dato a tener en cuenta, que no es menor al momento de hablar de turismo sustentable, es que el sector es responsable de una décima parte de las emisiones mundiales de CO₂; y las emisiones más importantes corresponden al transporte, la comida y las compras; según los cálculos del Programa de la ONU para el Medio Ambiente.
Se trata de datos que son alarmantes hoy y serán más preocupantes en los próximos años, cuando se espera que el número de turistas internacionales alcance los 1.600 millones.
LA DEMANDA, DEMANDA.
Otros de los motivos que se suman para que un establecimiento sea más responsable con el entorno son las nuevas demandas que presentan los viajeros. Para las nuevas generaciones viajar reduciendo su huella de carbono es cada vez más atractivo. De hecho, este año Booking.com publicó un reporte sobre viajes sustentables (Sustainable Travel Report 2019) que indicó que el 70% de los viajeros globales elegirían un hotel ecofriendly; mientras que el 62% de los entrevistados reconoció que se sentiría mejor si se hospedase en una propiedad que acredita un sello verde de reconocimiento internacional.
A su vez, la Ostelea School of Tourism & Hospitality presentó el informe “Cambio climático y turismo responsable”, que analiza el impacto ambiental del turismo y las nuevas tendencias, además de revelar un interés creciente de los turistas por las prácticas sustentables. La edad del denominado ‘ecoturista’ suele ser entre 35 y 49 años y, generalmente, tiene estudios superiores y trabajo. Suele viajar en pareja, con vehículo particular, y realiza un gasto diario menor a € 60 por persona. Un nicho interesante que los hoteles verdes buscan captar.
LAS ACCIONES.
Cuando hablamos de gestión sustentable se incluyen los aspectos económicos, ambientales y socioculturales. De todos modos, en este abordaje vamos a poner el foco en la conservación del hábitat. Esto implica diseñar un hotel teniendo en cuenta los principios de la arquitectura sustentable o bioclimática para mejorar su integración con el entorno, la reducción del impacto de sus instalaciones en el paisaje y la optimización del uso de los recursos.
Una de las medidas a tomar es el control de los consumos de las distintas fuentes de energía utilizadas, que permita su seguimiento, medición y evaluación para la mejora de la gestión energética. Para que sea factible es necesaria la adquisición de equipos y dispositivos que aseguren la máxima eficiencia: lámparas, calderas, cámaras y electrodomésticos, entre otros.
Lo mismo se puede aplicar a la gestión del agua. El primer paso es trabajar sobre los registros de consumos de las distintas fuentes de agua. Luego disponer de buenas prácticas de ahorro en las instalaciones; mientras que la adquisición de nuevos equipos deberá realizarse aplicando las mejores tecnologías disponibles y económicamente viables para optimizar los consumos; sobre todo en áreas públicas, de servicio y habitaciones. Otra opción es la instalación de sistemas que faciliten el reciclaje o la reutilización de aguas de lluvia o aguas residuales para el riego u otros usos autorizados.
Asimismo, los establecimientos deben evitar el vertido de sustancias contaminantes al agua. En caso de no estar conectado a una red pública de saneamiento, deberá efectuar o asegurarse que se realicen análisis y controles periódicos de los parámetros de calidad de sus vertidos.
Por otra parte, otro aspecto a trabajar es la contaminación acústica. Los hoteles pueden disponer de medidas para minimizar las emisiones de ruido procedentes de equipos y maquinaria, asegurando un aislamiento y mantenimiento adecuados de los mismos.
Finalmente, otro ítem a trabajar es el manejo de los residuos. Una de las medidas a tomar es implementar un sistema de contenedores adecuados para asegurar la separación de los residuos en papel y cartón, vidrios y envases de plástico.